jueves, 6 de octubre de 2022

LA ENFERMEDAD DEL AMOR

 

Conocí a mi chico en 2019, en ASFEME, justo un año antes de la pandemia. Del 14 de marzo al 1 de mayo estuvimos hablando por WhatsApp y justo el día que nos dejaron salir, el 2 de mayo, nos besamos por primera vez.

El enamoramiento y diferentes trastornos psicológicos comparten importantes síntomas y se encuentran mucho más cerca de lo que pensamos. 

Yo ese día estaba muy nerviosa y tenía esos síntomas: taquicardia, dificultad para respirar, disminución del hambre, preocupación persistente…hasta tal punto que me dio ansiedad y mi chico me tuvo que acompañar a casa.

Según Frank Tallis, escritor y psicólogo clínico del Instituto de Psiquiatría y neurociencia del King’s College de Londres, lo tiene bastante claro. Según su experiencia en todos sus años como psicólogo, el amor es el ejemplo más común de un estado parecido a la enfermedad mental.

            Al principio de la relación era raro el día que no me daba la ansiedad. Yo no se lo comentaba a mi chico por no preocuparlo, pero él era muy observador y terminó averiguándolo.

          Se trataba de una cuestión de confianza y conforme fui cogiéndola, las crisis de ansiedad ya no eran tan frecuentes.

 Todo el mundo se enamora en un momento o el otro de su vida. Es más, se trata de una condición socialmente aceptada a la cual las personas aspiran. Lo curioso es que es una situación psicológica que nos aporta un estado de excitación y plenitud, a pesar de cumplir con los síntomas mencionados más arriba que podrían ser propios de un trastorno mental. Por eso, no se identifica con ninguna condición médica.


En la realidad clínica, si consultamos los manuales de referencia de psiquiatría y psicología, no encontraremos el enamoramiento como trastorno en sí, pero sí que sus síntomas aparecen como condiciones clínicas. Uno de los requisitos claves para determinar si una afectación desemboca en un trastorno mental es la presencia de un malestar clínicamente significativo y una inadaptación en el ámbito social, laboral, personal y/o familiar. Estar "colado" por alguien puede gastar mucha de nuestra energía hasta el punto de incapacitarnos en determinadas situaciones. O expresar un amor no correspondido miedo dar lugar a un sufrimiento muy intenso. Por lo tanto, ¿dónde está el límite del que se considera normal a lo que es significativo? Indudablemente, estar enamorado comporta una serie de síntomas que, si se dieran en otras situaciones, sugerirían un problema psicológico.

La inestabilidad emocional es otro rasgo distintivo del amor. Al estar enamorados, pasamos de estar ilusionados y llenos de energía a tener ansiedad y estar preocupados con una facilidad excepcional. El miedo a perder a la persona amada puede ser desencadenado por cualquier disgusto, por muy pequeño que sea, pero que en ese momento nos parece primordial. ¿Véis alguna similitud de este comportamiento con el de un adicto? Es así porque a nivel fisiológico, se ha observado que los procesos de dopamina producen el mismo efecto que al consumir cocaína. Si vamos más allá, esta desesperanza que sentimos cuando, por ejemplo, pasamos por un ataque de celos o una ruptura amorosa es totalmente comparable al síndrome de abstinencia.

Finalmente, la dependencia emocional tiene también un papel clave en el desarrollo del amor. Desde el punto de vista de la psicopatología, los sentimientos de posesión, el miedo al rechazo o esta necesidad de ser el centro de atención en los ojos de alguien se considera un trastorno mental. Pero con el enamoramiento se hace una excepción. En el terreno romántico, estas características se consideran normales.

Muchos científicos apuestan por un trastorno necesario, ya que impulsa el mecanismo de perpetuación de la especie. El enamoramiento se considera el primer paso por el contacto sexual y mantiene el ciclo vital gracias a la ilusión y el bienestar que nos genera. Por ello, se trata una condición aceptada en nuestro entorno e incluso deseable.

Lo que no hay duda es que el amor romántico mueve el mundo y nos genera inevitablemente una gran diversidad de cambios tanto en nuestro comportamiento como nuestros pensamientos y emociones, con el fin de buscar una faceta de la felicidad. Por tanto, no tengamos dudas blogueros/as... ¡Seamos locos y amémonos!



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