Esta vez os escribo para contaros el porqué no me suicidé
en su momento cuando todo parecía que no tenía sentido en mi vida.
Quiero contaros que en el colegio y el instituto sufrí
bulín. Mis compañeros se burlaban de mi porque era demasiado buena y en ese
sentido me consideraban tonta, pero yo en los estudios era muy lista. Un día
mis amigas hablaron con la jefa de estudios y entonces dejaron de meterse
conmigo.
Precisamente en la época del instituto mi hermano contrajo leucemia (cáncer en la sangre). Por aquel entonces mi padre estaba trabajando, mi madre con mi hermano en el hospital de la Fe de Valencia y mi abuela paterna cuidaba de mí.
Coincidió que por aquel entonces me quedé sin amigas. Los fines de semana me quedaba sola en mi casa sin salir, no tenía amigas a quien contarles mis problemas y, aunque tenía el apoyo de mis padres, ellos tenían suficiente con la enfermedad de mi hermano.
Por todo ello llegó un momento en el que pensé en suicidarme. No tenía motivos aparentes para seguir viviendo y por lo único que no me quité la vida fue porque no quería que mis padres y mi hermano sufrieran por mi partida. Mi familia fue el motor que me hizo seguir adelante con mi vida y en la actualidad he logrado muchas metas que han hecho que mi existencia tenga sentido.
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