En el taller de psicoeducación uno de los temas de los que hemos hablado es en qué consiste tener conciencia de enfermedad. Significa que la persona asume padecer un trastorno mental y que, por tanto, acepta ser tratado por un psicólogo y medicarse yendo a un psiquiatra para poder superarlo o, al menos, para no sufrir demasiado.
La
salud mental en la actualidad da mucha importancia a que la persona
diagnosticada de un trastorno mental, especialmente si este es grave, tome
conciencia de su enfermedad.
Soy
licenciada en Filología Hispánica y cuando terminé la carrera, las oposiciones
no las conseguía aprobar, porque estaba brotando mi enfermedad y me costaba
mucho retener las cosas. Por aquella época trabajé de comercial en dos empresas
y en una de administrativa-comercial. Digamos que me centré en mi trabajo y
dejé de lado la oposición. Tuve varias recaídas mientras estaba trabajando,
hasta que me ingresaron en el hospital General de Elche durante dos meses.
Entonces fue cuando me diagnosticaron la esquizofrenia en el 2010 y yo no tenía
conciencia de enfermedad. Ello es porque estaba muy mal y no sabía realmente lo
que me estaba pasando.
Existieron
una serie de circunstancias que impidieron que yo fuera consciente de mi
enfermedad. Además de los prejuicios y el estigma asociados a determinados
diagnósticos, pensando que yo puedo ser violenta o incontrolable cuando no es
así, otras circunstancias fueron que yo tenía en ese momento una capacidad
intelectual y cognoscitiva baja; una falta de capacidad de juzgar de manera
real los síntomas que yo padecía; y como mi enfermedad apareció en la
adolescencia eso hizo que yo no aceptara mi diagnostico y aun sabiendo que no
era recomendable mezclar bebidas alcohólicas con la medicación, yo seguía
bebiendo.
Para
ser yo realmente consciente de mi enfermedad primero tuve que entenderla y
conocerla; luego reconocer que estaba enferma; y más tarde tuve que querer
colaborar con mi psiquiatra, mi familia y mis amigos para facilitar el
tratamiento y evitar posibles recaídas que nunca llegaron afortunadamente.
Quiero
indicar, por último, que es muy importante que seamos conscientes de nuestra
enfermedad ya que de esta forma se puede hacer partícipe de las consecuencias
que tiene para mí y los que me rodean cuándo tengo una crisis frente a las
ventajas de seguir con el tratamiento que me han dispensado.
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