Después de un período de vacaciones y más en fiestas navideñas, cuesta volver a la vida que llamamos “normal”. Si a eso le añado que tengo una enfermedad mental en la que padezco de ansiedad, la situación se agrava. Ello es porque soy más propensa a que una situación de estrés navideño, provocada por las quedadas excesivas con amigos y familiares, me afecte más a mí que a otras personas. El caso es que, a pesar de todo ello, el estar entretenida con todos estos eventos a hecho que la ansiedad aparezca en mi vida con una frecuencia extremadamente mínima.
El 20 de septiembre de 2022 comencé a trabajar en ASFEME, asociación en la que escribo en este blog. Todo era nuevo para mí y octubre fue un mes complejo porque tenía mucho trabajo. Además, en el mes de noviembre me puse enferma, por algo totalmente ajeno a mi enfermedad mental. Ello hizo que mis momentos de ociosidad aumentasen y me relajase del estrés que a veces nos ocasiona el trabajo. Ahora, después de un largo periodo vacacional, todo es mucho menos estresante y la vuelta a la “normalidad” se ha hecho más amena.
Considero que existen cuatro puntos básicos para enfrentarse a la vuelta a la rutina:
1. Que exista un periodo de adaptación para coger fuerzas y regular el nivel de actividad de menos a más.
2. Evitar pensamientos negativos y mantener la mente ocupada.
3. Hacer planes alternativos: la vuelta a la rutina se suele representar con la vuelta al trabajo, pero también debemos guardar momentos para nosotros y para el ocio (salir a hacer deporte, pasear, quedar con amigos…)
4. Ante todo, la vuelta a la rutina debe afrontarse con ilusión.
Así que queridos lectores os aconsejo seguir estas pautas para que la vuelta a la rutina ya sea del trabajo, los estudios, y cualquier otra labor que estemos realizando, nos resulte mucho más amena.
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