Las vacaciones pueden convertirse, si no andamos con cuidado, en una fuente de estrés adicional. Esto es así para todo el mundo, pero especialmente para las personas que tenemos un trastorno mental. El hecho de romper mi rutina puede provocarme estrés, aburrimiento o sentirme desbordada. La buena noticia es que hay algunas cosas que todos podemos hacer para facilitar que las vacaciones ayuden a impulsar nuestro bienestar emocional.
1. Disfruto de mi tiempo libre.
Independientemente de dónde deseemos viajar, todo el mundo desea tener tiempo para hacer todo lo que quiera durante las vacaciones. Pero, a veces, se programan tantas actividades que lejos de aligerar el estrés, acabamos añadiendo más. Por tanto, lo que yo hago es permitirme disfrutar de las pequeñas cosas (familia, pareja, amistades), desconectando del trabajo y de mi rutina habitual.
También desconecto de la tecnología, no pienso en las preocupaciones del futuro y descanso en general. El desconectarme de mis tareas habituales tiene muchos beneficios para mi salud mental y física.
2. Disfruto de un horario de sueño saludable
Al no tener que ir a trabajar, no tengo que madrugar tanto. Es recomendable dormir entre 8 y 10 horas de forma ininterrumpida ya que la higiene del sueño es un componente esencial de mi salud mental. Tal vez porque cuanto más mayor se hace la persona, en la actualidad no puedo dormir tantas horas seguidas, aunque sí que las suelo dormir al cabo de toda la noche tras despertarme dos o tres veces.
3. Priorizo el ejercicio.
El ejercicio regular es una parte importante de la salud y el bienestar mental. Durante los meses de verano es fácil que me quede en el sofá y mire la televisión, pero una actividad sedentaria puede favorecer consecuencias negativas en mi salud física y mental. Por tanto, procuro dedicar entre 20 y 30 minutos cada día a realizar ejercicio. Con ello, yo misma me sorprendo de los beneficios que siento, pues me ayuda a reducir mi estrés.
4. Como sano.
Los alimentos que comemos tienen una repercusión directa con la función cerebral y nuestro estado de ánimo. Por una serie de circunstancias me estoy pinchando insulina momentáneamente, por lo que las dietas ricas en azúcar refinado alteran la regulación de la insulina por parte de mi cuerpo y pueden provocarme sensaciones de irritabilidad y malestar. Por ello y porque es muy sano, yo mantengo una dieta mediterránea, equilibrada en nutrientes y con las cinco ingestas diarias. Ello alimenta mi cerebro y favorece mi bienestar general.
5. Aprovecho el tiempo en la naturaleza y al aire libre.
El hecho de estar yo en contacto con la naturaleza reduce mi estrés, mi ansiedad y mi depresión y me proporciona sensaciones de calma y bienestar. Considero que durante mis vacaciones es un momento ideal para practicarlo, por lo que suelo visitar parques, jardines, bosques o cualquier sitio en el que pueda relacionarme con el entorno natural. Sentir la arena bajo los pies, ver una puesta de sol o escuchar el silencio adentrándome en un pinar me recarga las pilas. Además, el tiempo que paso al aire libre me ayuda a fomentar la conexión con mis compañeros de viaje.
Muchos piensan que necesitan grandes planes para que unas vacaciones cobren significado. Sin embargo, lo cierto es que yo no necesito más de 8 días de desconexión. Si puedo viajar, lo hago, si mi economía no lo permite, también puedo hacer otras actividades dentro de mi propia ciudad. Haga lo que haga, procuro descansar.
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