Hoy voy a hablaros, mis queridos blogueros, de lo que entendemos por autoestima. Ésta es el concepto que hace referencia al amor hacia uno/a mismo/a; tiene que ver con la manera que tenemos de relacionarnos con nosotros/as mismo/as, de tratarnos y, en definitiva, de valorarnos. Incluye todo tipo de creencias, comportamientos y actitudes hacia nosotros/as mismos/as.
En la actualidad yo disfruto de una autoestima alta y
estable, me siento segura de mí misma y mis acciones reflejan esa seguridad.
Esta autoestima la he tenido que trabajar conociéndome y autocuidándome,
acudiendo a terapia, trabajando en mi misma, etc. Cómo aspecto positivo de este
tipo de autoestima, quiero decir que soy una persona con cierta facilidad para
defender mi punto de vista sin miedo al qué dirán o al rechazo.
Cuando yo tenía la enfermedad mental en alza estaba tan
mal que me mostraba insegura conmigo misma, no creía en mí, pero a veces tenía
“subidones” de autoestima (que no solían durar mucho). En aquella época era una
persona muy sensible que me dejaba influenciar bastante por los eventos
externos.
Quiero mencionar que, ante un éxito, mi autoestima subía,
pero la euforia se terminaba rápido y entonces volvían los niveles bajos de
autoestima. La inestabilidad que yo presentaba aparecía en otras facetas de mi
vida y sobre todo en mi bienestar emocional. La autoestima que yo padecía era
baja e inestable.
Yo nunca he tenido una “autoestima inflada”, es decir,
nunca me he creído mejor que el resto, ni soy incapaz de escuchar a los demás y
mucho menos de aceptar o reconocer un error. Nunca me he creído con el derecho
de menospreciar a los que están a mi alrededor.
Por otro lado, también podemos hablar de diferentes tipos
de autoestima según la faceta de la vida con la que tengan que ver. Así,
podemos desglosar la autoestima en: autoestima personal, social y laboral o
académica.
La autoestima personal es aquella que tiene que ver con
nuestro propio bienestar; sería la autoestima “general”, la que se relaciona
con cómo nos tratamos y con el amor que nos dedicamos a nosotros/as mismos/as.
En ese sentido mi autoestima es alta.
La autoestima social hace referencia a cómo de seguros/as
nos sentimos en nuestras relaciones personales, relacionándonos con los demás,
haciendo amigos, etc. Es una autoestima que toma relevancia en la adolescencia,
por ejemplo, cuando formar parte de un grupo se convierte en un aspecto
esencial para la identidad de la persona. Mi autoestima fue baja e inestable en
la adolescencia, porque en aquella época me quedé sin amigos/as y me costó
mucho volver a hacer nuevas amistades. En la actualidad se ha agrandado mi
círculo social y tengo muchísimos amigos, por lo que mi autoestima social es
alta y estable.
Finalmente, la autoestima laboral o la autoestima
académica es aquella que tiene relación con cómo de seguros/as y orgullosos/as
nos sentimos en el ámbito laboral o académico.
Tiene que ver, también, con el reconocimiento de nuestros
logros en esta área y con la capacidad que tenemos de reconocerlos como propios
y como fruto de nuestro esfuerzo y/o talento. Implica reconocer las fortalezas
en nuestra forma de trabajar o estudiar.
Yo he sido estudiante en su momento y en la actualidad
trabajadora. En mi época de estudiante tenía una autoestima alta y estable,
pues sacaba muy buenas notas.
Por su parte, cuando trabajaba y antes de ingresar en el
hospital por la esquizofrenia poseía una autoestima alta e inestable, puesto
que recaí en diversas ocasiones fruto de la enfermedad que empezaba a
manifestarse (primero como depresión, luego cómo trastorno bipolar, hasta que
finalmente me diagnosticaron la esquizofrenia). Dejé de trabajar durante un
tiempo y ahora estoy otra vez trabajando y mi autoestima se ha trasformado en
alta y estable. Como hemos visto, no
existe un único tipo de autoestima sino muchos. Cómo decía Oscar Wilde, “quererse
a uno mismo es el principio de un romance para toda la vida”, así que
querámonos a nosotros mismos.
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