miércoles, 26 de abril de 2023

¿NOS AYUDA LA RELIGIÓN A MEJORAR NUESTRA SALUD MENTAL?

 

                             

          Buenas de nuevo blogueros/as. La religión responde a una necesidad espiritual del ser humano y por tanto dentro de su papel es beneficiosa para nuestra salud mental.

            En la religión yo busco respuestas a aquellas cuestiones que se escapan a mi capacidad, que son muchas. Aunque la ciencia vaya ofreciendo respuestas a algunas o bastantes de ellas, creo que siempre habrá otras inalcanzables.

          He de señalar que soy católica, aunque no excesivamente practicante. Por ello no suelo ir a la iglesia, ni tampoco confesarme o rezar habitualmente. Creo a mi manera, es decir, existe alguien que creo el mundo, un Dios que puede tener múltiples nombres, pero que en definitiva es uno solo.

            En salud mental busco mi bienestar psíquico, y trabajo en el área científica sobre las causas que dañan o que fortalecen mi salud mental, determinando con ello mis conductas y actitudes. Tanto la religión como la salud mental buscan el bienestar humano.  

    Sin embargo, desde el momento que yo asumo una interpretación sensiblemente dogmática de la religión (verdades que han sido reveladas por Dios), bien sea impuesta por una iglesia o por mí misma (fanatismo (pasión desmedida por la religión)), de modo que me aparte con ello de la realidad social y humana, ello puede empezar a generar en mí conflictos mentales, desde alteraciones leves hasta la autodestrucción. La religión suele verse subjetivamente, y a veces yo misma no tan fácilmente soy capaz de discernir si es beneficio o es daño lo que me está haciendo mi forma de vivir la religión.


 

miércoles, 19 de abril de 2023

QUÉ ME AYUDA A IMPULSAR MI BIENESTAR EMOCIONAL DURANTE LAS VACACIONES




Saludos de nuevo, mi nombre es Ana y en esta ocasión quiero comentaros otras cinco cosas que hago para facilitar que las vacaciones me ayuden a impulsar mi bienestar emocional. 

6. Me pongo límites saludables.

Uno de los principales motivos por los cuales unas vacaciones pueden arruinarse es porque no ponemos límites. Tengo que ser realista sobre lo que puedo hacer y lo que no. Es momento de compartir tareas, aligerar las cargas y hacer participar a otras personas de las obligaciones cotidianas. Para hacerlo, necesito una comunicación respetuosa y abierta con mi familia. Esto mejorará el funcionamiento familiar y reducirá mi ansiedad y malestar durante las vacaciones.

7. Tengo tiempo para compartir. 

Compartir el tiempo con las personas que yo escoja me dará la pausa necesaria y mejorará la calidad de mi salud mental. Hacer una caminata, salir a cenar con amistades, jugar a juegos de mesa o acudir a un acto cultural con mi grupo de amigos pueden ser momentos muy enriquecedores. No olvidemos que somos seres sociales que necesitamos compartir emociones y vivencias.

8. Afronto mis sentimientos. 

Yo identifico mis emociones y tomo medidas para procesarlas, por lo que tengo niveles de estrés más bajos que quienes evitan identificar sus emociones. Por tanto, no intento pasarlas por alto ni ignorarlas por muy incómodas que sean.

9. Soy agradecida 

Agradezco el momento en que me encuentro y agradezco las pequeñas cosas que hacen otras personas por mí. De esta manera incremento las acciones y pensamientos positivos. 

10. Relajo el cuerpo y la mente. Reservo tiempo para mí misma.

La respiración profunda, el yoga o la meditación (mindfulness) pueden ser útiles durante los momentos en los que me siento abrumada. Dedicarle 30 minutos puede hacer maravillas en mi salud mental durante las vacaciones. Las técnicas de relajación sencillas me ayudan a controlar mi estrés.

En un mundo cada vez más agobiado, la ansiedad y el estrés crónico se han convertido en los grandes males de nuestra sociedad actual. Desconectar de esta acelerada rutina es una terapia fundamental para preservar mi salud mental y la vuestra mis queridos blogueros.



martes, 18 de abril de 2023

Cómo cuido mi salud mental durante las vacaciones




    Las vacaciones pueden convertirse, si no andamos con cuidado, en una fuente de estrés adicional. Esto es así para todo el mundo, pero especialmente para las personas que tenemos un trastorno mental. El hecho de romper mi rutina puede provocarme estrés, aburrimiento o sentirme desbordada. La buena noticia es que hay algunas cosas que todos podemos hacer para facilitar que las vacaciones ayuden a impulsar nuestro bienestar emocional.

1. Disfruto de mi tiempo libre. 

    Independientemente de dónde deseemos viajar, todo el mundo desea tener tiempo para hacer todo lo que quiera durante las vacaciones. Pero, a veces, se programan tantas actividades que lejos de aligerar el estrés, acabamos añadiendo más. Por tanto, lo que yo hago es permitirme disfrutar de las pequeñas cosas (familia, pareja, amistades), desconectando del trabajo y de mi rutina habitual. 

    También desconecto de la tecnología, no pienso en las preocupaciones del futuro y descanso en general. El desconectarme de mis tareas habituales tiene muchos beneficios para mi salud mental y física. 

2. Disfruto de un horario de sueño saludable 

    Al no tener que ir a trabajar, no tengo que madrugar tanto. Es recomendable dormir entre 8 y 10 horas de forma ininterrumpida ya que la higiene del sueño es un componente esencial de mi salud mental. Tal vez porque cuanto más mayor se hace la persona, en la actualidad no puedo dormir tantas horas seguidas, aunque sí que las suelo dormir al cabo de toda la noche tras despertarme dos o tres veces.

3. Priorizo el ejercicio. 

    El ejercicio regular es una parte importante de la salud y el bienestar mental. Durante los meses de verano es fácil que me quede en el sofá y mire la televisión, pero una actividad sedentaria puede favorecer consecuencias negativas en mi salud física y mental. Por tanto, procuro dedicar entre 20 y 30 minutos cada día a realizar ejercicio. Con ello, yo misma me sorprendo de los beneficios que siento, pues me ayuda a reducir mi estrés. 

4. Como sano. 

    Los alimentos que comemos tienen una repercusión directa con la función cerebral y nuestro estado de ánimo. Por una serie de circunstancias me estoy pinchando insulina momentáneamente, por lo que las dietas ricas en azúcar refinado alteran la regulación de la insulina por parte de mi cuerpo y pueden provocarme sensaciones de irritabilidad y malestar. Por ello y porque es muy sano, yo mantengo una dieta mediterránea, equilibrada en nutrientes y con las cinco ingestas diarias. Ello alimenta mi cerebro y favorece mi bienestar general.

5. Aprovecho el tiempo en la naturaleza y al aire libre.

    El hecho de estar yo en contacto con la naturaleza reduce mi estrés, mi ansiedad y mi depresión y me proporciona sensaciones de calma y bienestar. Considero que durante mis vacaciones es un momento ideal para practicarlo, por lo que suelo visitar parques, jardines, bosques o cualquier sitio en el que pueda relacionarme con el entorno natural. Sentir la arena bajo los pies, ver una puesta de sol o escuchar el silencio adentrándome en un pinar me recarga las pilas. Además, el tiempo que paso al aire libre me ayuda a fomentar la conexión con mis compañeros de viaje.  

    Muchos piensan que necesitan grandes planes para que unas vacaciones cobren significado. Sin embargo, lo cierto es que yo no necesito más de 8 días de desconexión. Si puedo viajar, lo hago, si mi economía no lo permite, también puedo hacer otras actividades dentro de mi propia ciudad. Haga lo que haga, procuro descansar. 


miércoles, 5 de abril de 2023

BENEFICIOS DEL DEPORTE PARA MI SALUD MENTAL



            

           

    Hoy voy a hablaros mis queridos blogueros de los beneficios que tiene el deporte para nuestra salud mental, pues a la vez que hacemos ejercicio físico, cuidamos de nuestro equilibrio psicológico.

    Como beneficios del deporte para la salud mental, mencionar los siguientes:

1.    Mejora mi autoestima

        El hacer ejercicio durante un tiempo ha hecho que logre estar en mejor forma y me sienta mejor tanto a nivel físico como psicológico.

2.    Permite combatir mi estrés y mi ansiedad

        El deporte me ayuda a canalizar todo el estrés o la ansiedad que pueda tener en un momento determinado, ya sea por problemas personales o profesionales y expulsar todo el malestar de mi organismo.

3.    Ayuda en casos de depresión

       Hubo una época en la que yo sufrí depresión y el ejercicio me ayudaba a involucrarme en actividades que, a la vez que son relativamente simples, me activaban mentalmente y me motivaban a alcanzar metas a muy corto plazo, algo clave para salir de la pasividad y el aplanamiento afectivo.

4.    Alivio del dolor

        El que yo realice ejercicio regular es una excelente manera de sobrellevar mejor mis dolores musculares específicos y también varios tipos de dolor en el cuerpo, lo cual influye positivamente en mi salud mental.     

            5. Mejora déficits o problemas cognitivos

          El deporte también tiene una influencia muy notable en el funcionamiento del cerebro, y particularmente en los problemas o déficits cognitivos que yo pueda tener.

        El deporte estimula la región cerebral de mi hipocampo, relacionada con funciones esenciales como mi memoria y mi aprendizaje. Además de eso, con el deporte también mejoran mis funciones cognitivas como mi retención de información, y mi capacidad de concentración.

            6. Aumenta mi bienestar emocional

         Al yo realizar actividad física con frecuencia me siento mejor conmigo misma y soy más feliz y optimista respecto a mi vida y me mantengo lejos de una actitud pasiva y demasiado sedentaria.

            7. Mejora de mis habilidades sociales

            El ejercicio físico también tiene una influencia decisiva en la mejora de mis relaciones sociales, ya que me ayuda a aprender nuevas formas de cooperar y de comunicarme más allá de las palabras, y a adquirir valores positivos como el compañerismo o el apoyo mutuo.

            8. Mejora la calidad de mi sueño

      El ejercicio físico es capaz de hacerme dormir más rápido, además de conseguir que mejore la calidad de mi sueño.

          Entre otros, uno de los deportes más indicados para tener una salud mental de hierro es el yoga. Respecto a éste, he de decir que cuando yo iba a la asociación de ASFEME (Asociación de enfermos mentales de la provincia de Alicante) lo practicaba. El yoga me ayudaba aliviar mi ansiedad, a controlar mi respiración y ha gestionar mis emociones de manera positiva.

      Así puedo concluir con todo lo mencionado anteriormente, que cualquier deporte va a ser beneficioso tanto para mi mente y mi salud física, como para la de todos vosotros mis queridos lectores.

 

martes, 4 de abril de 2023

CONCEPTO Y TIPOS DE AUTOESTIMA


 

 


    Hoy voy a hablaros, mis queridos blogueros, de lo que entendemos por autoestima. Ésta es el concepto que hace referencia al amor hacia uno/a mismo/a; tiene que ver con la manera que tenemos de relacionarnos con nosotros/as mismo/as, de tratarnos y, en definitiva, de valorarnos. Incluye todo tipo de creencias, comportamientos y actitudes hacia nosotros/as mismos/as.

            En la actualidad yo disfruto de una autoestima alta y estable, me siento segura de mí misma y mis acciones reflejan esa seguridad. Esta autoestima la he tenido que trabajar conociéndome y autocuidándome, acudiendo a terapia, trabajando en mi misma, etc. Cómo aspecto positivo de este tipo de autoestima, quiero decir que soy una persona con cierta facilidad para defender mi punto de vista sin miedo al qué dirán o al rechazo.

       Cuando yo tenía la enfermedad mental en alza estaba tan mal que me mostraba insegura conmigo misma, no creía en mí, pero a veces tenía “subidones” de autoestima (que no solían durar mucho). En aquella época era una persona muy sensible que me dejaba influenciar bastante por los eventos externos.

          Quiero mencionar que, ante un éxito, mi autoestima subía, pero la euforia se terminaba rápido y entonces volvían los niveles bajos de autoestima. La inestabilidad que yo presentaba aparecía en otras facetas de mi vida y sobre todo en mi bienestar emocional. La autoestima que yo padecía era baja e inestable.

            Yo nunca he tenido una “autoestima inflada”, es decir, nunca me he creído mejor que el resto, ni soy incapaz de escuchar a los demás y mucho menos de aceptar o reconocer un error. Nunca me he creído con el derecho de menospreciar a los que están a mi alrededor.

         Por otro lado, también podemos hablar de diferentes tipos de autoestima según la faceta de la vida con la que tengan que ver. Así, podemos desglosar la autoestima en: autoestima personal, social y laboral o académica.

          La autoestima personal es aquella que tiene que ver con nuestro propio bienestar; sería la autoestima “general”, la que se relaciona con cómo nos tratamos y con el amor que nos dedicamos a nosotros/as mismos/as. En ese sentido mi autoestima es alta.

            La autoestima social hace referencia a cómo de seguros/as nos sentimos en nuestras relaciones personales, relacionándonos con los demás, haciendo amigos, etc. Es una autoestima que toma relevancia en la adolescencia, por ejemplo, cuando formar parte de un grupo se convierte en un aspecto esencial para la identidad de la persona. Mi autoestima fue baja e inestable en la adolescencia, porque en aquella época me quedé sin amigos/as y me costó mucho volver a hacer nuevas amistades. En la actualidad se ha agrandado mi círculo social y tengo muchísimos amigos, por lo que mi autoestima social es alta y estable.

       Finalmente, la autoestima laboral o la autoestima académica es aquella que tiene relación con cómo de seguros/as y orgullosos/as nos sentimos en el ámbito laboral o académico.

           Tiene que ver, también, con el reconocimiento de nuestros logros en esta área y con la capacidad que tenemos de reconocerlos como propios y como fruto de nuestro esfuerzo y/o talento. Implica reconocer las fortalezas en nuestra forma de trabajar o estudiar.

          Yo he sido estudiante en su momento y en la actualidad trabajadora. En mi época de estudiante tenía una autoestima alta y estable, pues sacaba muy buenas notas.

            Por su parte, cuando trabajaba y antes de ingresar en el hospital por la esquizofrenia poseía una autoestima alta e inestable, puesto que recaí en diversas ocasiones fruto de la enfermedad que empezaba a manifestarse (primero como depresión, luego cómo trastorno bipolar, hasta que finalmente me diagnosticaron la esquizofrenia). Dejé de trabajar durante un tiempo y ahora estoy otra vez trabajando y mi autoestima se ha trasformado en alta y estable. Como hemos visto, no existe un único tipo de autoestima sino muchos. Cómo decía Oscar Wilde, “quererse a uno mismo es el principio de un romance para toda la vida”, así que querámonos a nosotros mismos.